Sumisa



Ya era tarde cuando empezamos a besarnos y a acariciarnos nuevamente, no hace mucho el calor de nuestros cuerpos había inundado la habitación y mi cuerpo nuevamente estaba deseoso de sentir su piel, nuestra conexión ínfima y astral transcendía el placer de nuestros seres.

Entonces Rousse llegó, la habíamos estado esperando desde hace mucho, traía un sensual aspecto rockero de los 80's, hasta tristeza daba desvestirla de tanta sensualidad que transmitía; las noches madrileñas suelen ser frías por esta epoca del año y aquella noche había empezado a llover con cierta ligera cadencia que avecinaba no terminar pronto.

Angié la tomo de la mano y la guió hacía la cama, era como ver un ángel desnudo de la mano de otro ángel; vi como la acostó bruscamente y puso su cuerpo desnudo sobre ella, no era un día para delicadezas, y su cabello humedecido parecía darle un toque juvenil de aquellos días en los que no importaba jugar en la lluvia.

Se acercó a besarla mientras me miraba a los ojos y de forma delicada empezó a desnudarla, yo observaba mientras acariciaba mi miembro con movimientos suaves grabando con detalle en mi mente cada movimiento, la sensualidad y agresividad de sus besos dejaba ver cuanto había esperado este momento, en cuanto la logró desnudar fuertemente le dio la vuelta y ella boca abajo me miraba sonriente; Angie empezó a besarla desde la nuca por la espalda hasta llegar a su entrepierna, allí entonces la golpeó varias veces en el trasero con una mano y sujetaba con la otra sus manos contra la espalda de ella, a penas había llegado y ya estaba tan excitada como nosotros.

Levantó ligeramente su cadera para recibir un oral nada lento, nada tierno mientras su rostro buscaba la cobija para morder y sus manos permanecian tras su blanca y sedosa espalda.

Sus ojos cerrados para concentrarse en el placer que recibía no le permitieron ver cuando mi pene se deslizó entre su boca, mirándome a los ojos pude saber que lo disfrutaba, aún tenía sujetos sus brazos por la espalda. La tomé de la cabeza y moví mi cadera lentamente dejándole saber cuanto me gustaba verla así, nuevamente recibió un par de nalgadas y sus gemidos instaban a querer aún más. Con mi pene en su boca ella podía sentir un par de dedos que le daban placer constante, allí fue cuando le dieron vuelta nuevamente, Rousse era una marioneta en manos de mi chica.

Su ser me miró con malicia mientras se acercaba a mi, puso su sexo sobre el rostro de ella y me masturbó un par de veces mientras me besaba y movía su pelvis sobre el rostro de tan bella rosa!!

En cuanto dejó de masturbarme y se inclinó hacia atrás para tocarle los senos con ambas manos supe que podía dar la vuelta y penetrarla... Al verla le vi masturbando su clítoris mientras hacia un espectacular oral, así que besé su vagina y luego la penetre con fuerza. Ahora las dos gemían, se masturbaban, se acariciaban entre ellas y a ellas hasta quedar estáticas de placer.

Su respiración agitada y la expresión de su rostro hubieran sido suficiente para estar satisfecho, pero yo quería más.

Mi chica se recostó con las piernas abiertas tomando el cabello de ella para guiarle la boca hacia su vagina, ahora era su turno, allí boca abajo Rouse sintió nuevamente mi pene deslizase entre sus nalgas mientras se acomodaba para poder estar en 4 y hacer uno de los mejores orales.

Los gemidos instaban a repetirse nuevamente, ahora los tres alcanzaríamos el éxtasis, pero sabíamos que la noche no terminaría allí, ¿Puedo?, me preguntó Rousse mirándome a los ojos y sin despegar la mirada se fue acercando a buscar la boca de mi chica, Angie tomo su rostro con las manos y deslizó sus uñas por su espalda dejando una pequeña marca, me recoste en la cama sobre el vientre de Angie y puse mi cabeza entre sus piernas, así estabamos, Angie recostada contra el espaldar, Rousse en cuatro besandola y mi cabeza entre sus piernas regresando el placer que había sentido mi ser hace unos instantes, mi chica la tomó fuertemente entre sus brazos y la giró para poder quedar sobre ella, puso sus sexos juntamente y empezó a mover la cadera sensual y ritmicamente, Rousse tenía mi pene en su mano, lentamente y concentrada en ese momento, parecía sujetarme y darme una excusa para no intervenir, ellas habían creado un gran espectáculo y tampoco tenía intención de moverme, Cuando Angié se cansó intercambiaron lugares, ella solía ser ligeramente brusca con Rousse le guiaba y movía fuertemente como mandando sobre ella, como si le perteneciera.

Sin embargo a Angie  le gustaba mirar y mientras estaba recostada con la misma posición le ordenó a Rousse hacerme Oral, y allí ella entrepiernada movia sus caderas y su cabeza con un ritmo envidiable y recibia ocacionalmente algunos golpes de mi chica en su trasero o sus senos, mi Angie acostada en la cama veía todo y ponía de su parte agitando su trasero que no dejaba de rozar contra el de ella, sus vaginas se besaban y era inevitable que el éxtasis no las volviera a derrumbar, entonces mi chica la abrazó y las dos mirandome me pidieron que me masturbará para ellas mientras observaban, me miraban y se tocaban.

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