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EPISODIO III

Ella me tenía completamente en sus manos, sabía bien cuánto la deseaba y como la observaba mientras se bañaba, y ahora estaba en su cama, mirándola directamente a los ojos, sentía su pierna abrazando mi espalda y los dedos de su mano entrecruzados con los míos, ver su rostro en medio de la oscuridad fue lo más bello que pudo sucederme en todo el año. Ella notó que yo estaba nervioso por su belleza y tomó la iniciativa, empezó a besarme lentamente, como lo hacen los amantes cuando aún no se conocen, yo tome su rostro con mi mano y mi piel se estremeció con su suavidad y su dulzura. Deslicé mi mano lentamente por su cuello y acaricié su hombro, me gire un poco para poder acariciar su espalda y mis dedos danzaron en la perfección de su cintura. La suavidad de su piel te invitaba a acariciarla toda la noche, mis manos se deslizaron entre su pijama para tocar sus nalgas, en ese instante mi corazón se detuvo. Ella se recostó contra la almohada y empecé a besar su cuello, deseaba tanto es

Anne Visita el doctor!

Hace un par de meses había estado algo enferma, le había visto en consulta y no había logrado sacarlo de mi cabeza, había pasado varias noches imaginando las delicadeces de su ser, su perfecto corte de cabello, sus manos con manicura, la blancura marcada de su enorme sonrisa, sus brazos marcados por el gimnasio; no hacía mucho se había graduado de medicina y tenía una actitud muy vigorosa al dirigirse a sus pacientes, entonces me llamó, al entrar cerré la puerta y aseguré, estaba muy nerviosa, sabía lo que quería pero no sabía como iba a resultar todo, las preguntas de rutina siguieron al momento en el que me  tomó de la mano y me saludo. -Hola Ana; -dime Anne insistí. En un momento me pidió que me bajará el pantalón y me recostará en la camilla con piernas recogidas, él se ponía un guante y aplicaba algo de glicerina en su dedo, mientras me desnudé de cintura para abajo, algo que él no se esperaba, le había mentido sobre la consulta para que el pusiera su dedo en mi ano durante la c

Sumisa

Ya era tarde cuando empezamos a besarnos y a acariciarnos nuevamente, no hace mucho el calor de nuestros cuerpos había inundado la habitación y mi cuerpo nuevamente estaba deseoso de sentir su piel, nuestra conexión ínfima y astral transcendía el placer de nuestros seres. Entonces Rousse  llegó, la habíamos estado esperando desde hace mucho, traía un sensual aspecto rockero de los 80's, hasta tristeza daba desvestirla de tanta sensualidad que transmitía; las noches madrileñas suelen ser frías por esta epoca del año y aquella noche había empezado a llover con cierta ligera cadencia que avecinaba no terminar pronto. Angié la tomo de la mano y la guió hacía la cama, era como ver un ángel desnudo de la mano de otro ángel; vi como la acostó bruscamente y puso su cuerpo desnudo sobre ella, no era un día para delicadezas, y su cabello humedecido parecía darle un toque juvenil de aquellos días en los que no importaba jugar en la lluvia. Se acercó a besarla mientras me miraba a los

Princesa de la noche

Era tarde en la noche y ella estaba esperando fuera de mi puerta, me saludo con un beso en la mejilla y luego en mi boca, entramos y al subir la escalera pude contemplar lentamente su figura, adoraba la forma en la que sus piernas y su trasero se complementaban, se organizaban armónicamente para hacer resaltar cada atributo de su ser.  Al abrir la puerta de la habitación la invite a cruzar y deje que mi mano recorriera su espalda hasta tocar su trasero, ese, que me enloquecía y que recordaba en noches de soledad. Algunas palabras se pronunciaron respecto a las habitualidades del día, se arrodillo en la cama y dejó caer su busto estirando las manos hacía el otro extremo. había poco tiempo y ella sabía lo que quería, tome una de mis corbatas para vendar sus ojos y otra para atar sus manos, no era un gran nudo, ella podría liberarse si quisiera, pero no quería, era evidente, sujeté su cabello que solía entrometerse entre beso y beso. Mientras ponía algo de música podía oír la mezcl

El sueño de ellos, hecho realidad

Había sido un día aburrido en el trabajo, llegaba a casa con la mente divagante y el pensamiento en las penumbras, sin embargo las luces estaban prendidas, no recordaba que estuvieran así; en cuanto abrí la puerta escuche música ligeramente puesta. ellas estaban ahí en la cama, solamente 1 prenda les acompañaba cubriendo parte de esas perfectas y blancas nalgas. el founde dejaba rastros de fresas, bananas y chocolate, una vieja amiga estaba con mi chica, sus senos se rozaban frecuentemente y sabían que les estaba observando, tome asiento y las observé, como sus manos se perdían en la entrepierna de la otra, en tan solo unos minutos, nuestra visitante se acercó mirandome fijamente a los ojos, desabrochó mi pantalón y tomo mi pene en su boca, no dobló sus rodillas por que sabía que el placer de un buen oral estaría pronto tras ella, el tiempo parecía ser eterno, mis ojos desorbitados fueron punzantes cuando otros labios empezaron a tocarme y sus manos retiraban la armadura de tela que