Sumisa
Ya era tarde cuando empezamos a besarnos y a acariciarnos nuevamente, no hace mucho el calor de nuestros cuerpos había inundado la habitación y mi cuerpo nuevamente estaba deseoso de sentir su piel, nuestra conexión ínfima y astral transcendía el placer de nuestros seres. Entonces Rousse llegó, la habíamos estado esperando desde hace mucho, traía un sensual aspecto rockero de los 80's, hasta tristeza daba desvestirla de tanta sensualidad que transmitía; las noches madrileñas suelen ser frías por esta epoca del año y aquella noche había empezado a llover con cierta ligera cadencia que avecinaba no terminar pronto. Angié la tomo de la mano y la guió hacía la cama, era como ver un ángel desnudo de la mano de otro ángel; vi como la acostó bruscamente y puso su cuerpo desnudo sobre ella, no era un día para delicadezas, y su cabello humedecido parecía darle un toque juvenil de aquellos días en los que no importaba jugar en la lluvia. Se acercó a besarla mientras me miraba a los